¡Acuso…!

 

¡Acuso…!

 

Señoras y señores de este mundo,

¿Me permitiría, en agradecimiento por la amable atención que ha podido prestar a mi texto, tomarme la molestia de decirle que su humanismo está amenazado por la mancha más vergonzosa, más indeleble?

Una entidad llamada “Israel” está, por decisión unilateral, diezmando a todo un pueblo indefenso, el golpe definitivo a toda verdad, a toda justicia.  Y se acabó, toda la humanidad tiene esta mancha en la mejilla, la historia escribirá que fue en tu época que se pudo haber cometido tan abominable crimen.

Como ellos se atrevieron, yo también me atreveré.  Diré la verdad, porque prometí decirla, si la justicia, regularmente intervenida, no lo hiciera, plena y completa.  Mi deber es hablar, no quiero ser cómplice.  Mis noches estarían atormentadas por el espectro de estas personas inocentes aplastadas bajo los escombros, de estos miles de niños y mujeres brutalmente asesinados.

Y es a vosotros, señoras y señores de este mundo, a quienes gritaré esta verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honesto.  Por su honor, me inclinaría a creer que usted no lo sabe.  ¿Y a quién denunciaré la turba malvada de los verdaderos culpables, sino a vosotros, honestos ciudadanos de este mundo?

Acuso a esta entidad llamada “Israel” de crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, crímenes masivos, genocidio, apartheid y limpieza étnica;

Acuso a los países occidentales mal llamados “comunidad internacional” de complicidad activa en todos los crímenes del Estado sionista;

Acuso a estos países de molestarnos todo el día con sus interminables “Derechos Humanos”, mientras de repente tienen amnesia cuando se trata de los palestinos;

Acuso a estos países de sermonearnos con este concepto falaz de “Derecho a Proteger” (R2P) cuando les conviene y de reemplazarlo por “Derecho a Matar” (R2K) cuando se trata de los palestinos;

Acuso a los medios occidentales de trabajar en manadas, de violar reglas básicas de ética, de difundir mentiras, de seguir ciegamente las políticas prosionistas de sus países y, en consecuencia, de crímenes de guerra contra los palestinos;

Acuso a las ONG de derechos humanos, que pasan su tiempo gritando contra ciertos países objetivo porque están bien mantenidos por Occidente, de no ayudar a personas en peligro de exterminio;

Acuso a la FIFA, otro instrumento occidental y de la OTAN, de “castigar” rápidamente a ciertos países y de hacer la vista gorda cobardemente cuando se trata del Estado judío;

Acuso a las Naciones Unidas de no ser más que una “cosa” vulgar que sólo sirve como hemiciclo para interminables palabrerías estériles.  Si esta institución no es capaz de poner fin rápidamente a un genocidio a plena luz del día, no tiene derecho a existir;

Acuso a los países árabes que han “normalizado” sus relaciones con la bárbara entidad sionista de vender sus almas al salvajismo y sacrificar la causa justa del pueblo palestino.

Sólo tengo una pasión, la de la luz, en nombre de la humanidad que tanto ha sufrido y que tiene derecho a la felicidad.  Mi ardiente protesta es sólo el grito de mi alma.  ¡Que alguien se atreva a llevarme ante el tribunal penal y que la investigación se desarrolle a plena luz del día!

Yo espero.

 

Ahmed Bensaada

 

P.D.: Los cuatro primeros párrafos y la conclusión de este artículo están tomados del texto de Émile Zola, “J’Accuse”, publicado el 13 de enero de 1898 en la portada del diario parisino “L’Aurore”.

 

 


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