Me duele Québec


Me duele Québec

Por Ahmed Bensaada

Traducción: Purificación González de la Blanca


Me duele Québec como puede doler el corazón cuando es aplastado por el peso de una atrocidad o la carga de un horror.

Me duele Québec como puede doler el alma cuando es lacerada por las garras del odio y los colmillos de la hostilidad.

Me duele Québec como pueden doler nuestras esperanzas cuando nuestras ilusiones se metamorfosean en espejismos y nuestros sueños en pesadillas

Me duele Québec como puede doler el cuerpo cuando las balas mortales atraviesan nuestra carne y nuestra sangre salpica un lugar de culto.

Me duele Québec como una esposa puede sentir dolor cuando se entera de que su marido acaba de ser cobardemente asesinado y ella ya no podrá   más cobijarse con él en la alegría y en la tristeza.

Me duele Québec como a un niño le puede doler cuando comprende que no verá jamás a su padre, no podrá más subir sobre sus hombros o deleitarse con su sonrisa.

Me duele Québec como me ha dolido el día en que una mujer velada, accidentalmente muerta en el metro de Montreal, ha sido acusada por medios necrófilos  de haber sido  « estrangulada por su hijab » mientras que se desencadenaba contra ella una campaña bloguera islamófoba,  cubriéndola con un manto de insultos inmundos.

Me duele Québec como me ha dolido  cuando un partido  quebequense ha erigido  su  política sobre la base de una carta de valores diseñada para la discriminación de la parte más vulnerable de la sociedad.

Me duele Québec como me siento siempre  mal cuando oigo a los « benhabibs », a los « martineaux », a los « mailloux » o  a los « janettes » utilizar las ondas  vomitando su veneno sobre los musulmanes, el Islám, la hijab, el halal, las escuelas musulmanas …

Me duele Québec como regularmente me duele, durante casi diez años,  a la vista de la sangre de las futuras víctimas inocentes, que sale a borbotones de los micrófonos, que rezuman las cámaras y gotean las pedantes gargantas de unos medios que rivalizan en la difusión con acritud de la intolerancia y la xenofobia.

Me duele Québec como uno puede sentir dolor cuando constata el despliegue de medios colosales para la lucha contra la radicalización islamista  mientras nada se despliega para la lucha contra la radicalización antimusulmana.

Ma duele Québec como puede doler cuando uno se rinde a la evidencia que después de haber sido un refugio de paz y un ejemplo de convivencia, La Bella Provincia exhala relentes pestilenciales de islamofobia nauseabunda.

Me duele Québec como a un padre puede sentirse mal pensando que sus hijos no tendrán más seguridad y que, cuando ellos giren la espalda, con los brazos tendidos hacia el cielo, estarán a merced de la crueldad de un « bissonnette ».

 


El texto original en francés


CEPRID