Traducido del francés para Rebelión por Susana Merino
Según la leyenda, Gilgamesh era un rey terrible, sanguinario y cruel. Movido por el deseo de hacerse conocer en el mundo entero, era despiadado con sus adversarios. Este sádico soberano no era más que un vil tirano que se complacía en oprimir a su pueblo hasta el punto de abusar de toda recién casada en su noche de bodas. Queriendo igualarse a los dioses, persiguió largo tiempo su búsqueda de la inmortalidad, pero en vano…
Esta historia “tan cierta como que el cielo está poblado de pájaros y el mar de peces” (1) se ha transmitido a lo largo de todas las épocas sin cosechar una sola arruga. La obra literaria conocida más antigua fue grabada en caracteres cuneiformes sobre una docena de tablas de arcilla.
Tabla de arcilla de la epopeya de Gilgamesh (Museo Británico)
Esta joya de la literatura asiria y humana que según los especialistas dataría del siglo XVIII A.C. fue descubierta en 1853 entre una colección de unas 25 mil tablas de arcilla que conformaban la biblioteca del rey Asurbanipal (siglo VII A.C.). El descubrimiento se realizó durante las excavaciones dirigidas por Hormuzd Rassam, el más célebre de los arqueólogos iraquíes, en el lugar que ocupaba la antigua Nínive, en las afueras de la actual Mosul. Fue, por otra parte, donde nació, en esta ciudad del norte de Irak, Rassam, de padre iraquí (nacido en Mosul) y de madre siria (natural de Alepo) en el seno de una familia cristiana. Con esta ascendencia Rassam habría podido ser un perfecto ciudadano de Daesh (acrónimo de “Dawla Islamiya fil Iraq wa Cham”) o Estado Islámico de Irak y el Levante, que se correspondería con la histórica “Gran Siria”. Sin embargo, aunque los verdugos de Daesh le hubieran perdonado la vida, habría sido juzgado por doble herejía: por su confesión cristiana y, sobre todo, por su pasión por la diosa asiria Ishtar.
Hormuzd Rassam (1826-1910)
La diversas excavaciones realizadas por Hormuzd Rassam permitieron descubrir otros muchos tesoros del genio humano, entre otros el célebre “Cilindro de Ciro” (539 A.C.), considerado la “primera carta sobre los derechos humanos”. En 1971 este documento grabado en un cilindro de arcilla fue traducido por la ONU en cada una de sus cinco lenguas oficiales. (2)
El cilindro de Ciro (Museo Británico)
Rassam fue iniciado en Asiriología por el ilustre arqueólogo inglés Austen Henry Layard cuyas importantes investigaciones en Nínive fueron registradas en “Las ruinas de Nínive” (Nineveh and its Remains, 1849) un verdadero superventas de su época. Es de destacar que este gran "cuneinólogo" hizo resurgir de la noche de los tiempos a Nimrud (la antigua Kalhu), ciudad situada a unos 30 km de Mosul. Además de inestimables tesoros arqueológicos, Layar descubrió la lente óptica más antigua nunca antes fabricada por la mano del hombre. Esa lente data de hace unos 3mil años. Fue analizada por el eminente físico escocés David Brewster de cuyo minucioso análisis surgió una detallada descripción y la conclusión de que aquel objeto debía ser considerado “como destinado a ser usado como una lente destinada tanto a incrementar a para concentrar los rayos solares (…)” (3).
Austen Henry Layard | La lente de Nimrud (Museo Británico) |
¿Qué podemos pensar entonces de los actos bárbaros y “culturicidas” de Daesh y sus matones? ¿Se puede imaginar la construcción de un “Estado” sobre los escombros de los vestigios arqueológicos de su propio pueblo? ¿O cortando cabezas humanas y destruyendo las de piedra? Quienes quieren hacer desaparecer la cultura siria ¿no se están comportando peor que el sanguinario Gilgamesh? La demolición mediante buldóceres del Nimrud o la masacre de las esculturas del museo de Mosul es más que un signo de incultura: es la manifestación de una actitud retrógrada del ser humano y de su extraordinaria creatividad. Es necesario decirlo: a la inversa de la construcción, la demolición no es más que la exclusividad de los depredadores, de los débiles y de los insignificantes.
Destrucción de las estatuas del museo de Mosul (febrero 2015)
Esta locura destructora que desafía el buen sentido resulta mucho más chocante por el hecho de llevarse a cabo en el corazón de la creciente medialuna de las tierras fértiles, cuna de la civilización humana. Muy cerca de esta ciudad de Mosul de donde importaba Europa los ricos tejidos de seda y oro que Marco Polo llamó “muselina” (originaria de Mosul) (4), Mosul, donde nació el enorme Ziryab (789-857), uno de los creadores de la música árabe-andaluza que maravilló al joven califa abásida Harum al Raschid. Hacia 822, bajo el reinado de su hijo el califa Al-Mamún (786-833) Ziryab se trasladó a Córdoba (Andalucía) donde fue recibido con honores por el emir Abderramán II (792-852). Creó el primer conservatorio de música de Europa, revolucionó el canto tanto como la música y la moda, el refinamiento y los buenos modales contribuyendo de manera indiscutible al auge sin precedentes de la civilización árabe-musulmana en el mundo (5).
¿De dónde ha salido esa gente instalada en Mosul y que ha proferido la ofensa de dinamitar la mezquita del profeta Younes (AS) en donde se encuentra la tumba de ese profeta conocido por todos los seguidores del Libro (6)?
Daesh hace explotar la tumba del profeta Jonás en Mosul (24/07/14)
Muchos observadores vinculan acertadamente esta destrucción a la de los Budas de Bamiyan llevada a cabo por los talibán afganos en el 2001 o la de los mausoleos musulmanes arrasados en 2012 en Tumbuctú (Mali) por el movimiento yihadista de Ansar Eddine (7).
Y pudieron haber sucedido cosas peores. En 2012 bajo el gobierno del presidente Morsi, perteneciente a la cofradía Hermanos Musulmanes, Morjan Salen Al-Johary un líder islámico egipcio había solicitado “la destrucción de la Esfinge y de las pirámides de Giza” (8).
Entrevista (en árabe) con Morjan Salem Al-Johary (noviembre 2012)
Parte 1
Parte 2
Se plantean algunas preguntas: ¿por qué se encuentran aún en pie los vestigios arqueológicos faraónicos pese a que Egipto fue ya islamizado en el siglo VII? ¿Cómo es que todos los dirigentes musulmanes que gobernaron Egipto, comenzando por el primero Amr Ibn Al-As, preservaron este inestimable patrimonio de la humanidad?
Para Al-Johary (y probablemente para todos los yihadistas) la respuesta es simple: en esa época tales vestigios estaban prácticamente cubiertos de arena, aunque solo fuera parcialmente y tampoco existían medios eficaces para su destrucción (sic!).
Algo absolutamente falso en la medida de que algunos de esos vestigios, sobre todo los más imponentes, aunque semicubiertos de arena estuvieron siempre aunque parcialmente visibles. Por otra parte, las primeras excavaciones alrededor de las pirámides se han atribuido al califa Al-Mamoun, en las que los obreros lograron en el 820 la primera abertura de la gran pirámide de Keops que aún hoy se sigue utilizando. (9)
La entrada “Al-Mamoun” de la pirámide de Keops (Giza, Egipto)
Agreguemos también que el historiador, médico y filósofo árabe Abd Al.Latif Al-Baghdadi (1162 -1231) hizo una detallada descripción de los vestigios faraónicos. En su obra “Relatos de Egipto” considerada como una de las primeras obras sobre egiptología, describió muchos detalles sobre la cabeza de la Esfinge, cuyo cuerpo estaba casi oculto por la arena en la época (10).
Okasha El Daly, profesor de arqueología de la Universidad Colegio de Londres, refiere con relación a Abd Al-Latif que era muy consciente del valor de los antiguos monumentos para estudiar el pasado y que expresó además su admiración por los dirigentes musulmanes que protegieron los artefactos y los monumentos preislámicos (11).
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Por su parte el historiador egipcio Ahmed Al-Makrizi (1364-1442) explica que la mutilación actualmente visible del rostro de la esfinge se debe a un fanático sufí llamado Mohammed Saim Al-Dahr. Dicho incidente fue fechado por Al-Makrizi alrededor de 780 de la hégira, es decir, entre el 30 de abril de 1378 y el 18 de abril de 1379 (12). Según un relato del historiador e islamólogo alemán Ulrich Haarmann, Al-Dahr fue linchado por los habitantes de los alrededores, indignados por su sórdida actitud, y lo enterraron de inmediato cerca del monumento que había saqueado (13).
Esta historia confirma que no solamente era posible destruir los vestigios arqueológicos sino que era evidente que la población local no permitía que se destruyera impunemente ese patrimonio histórico.
Además de Abd Al-Latif y Al- Makrizi, también se interesaron otros historiadores árabes por los tesoros de la arqueología egipcia y han hecho detalladas descripciones sin dejar de maravillarse. Citemos por ejemplo a Al-Idrissi (muerto en 1251) que estudió las pirámides en forma sistemática y describió minuciosamente el interior de la gran pirámide cuatro siglos antes de que el astrónomo inglés John Greaves (1602 -1652) la presentara a Occidente en 1646 a través de su libro “Pirámidographia” (14).
Y para contradecir a los iluminados de Daesh, los dinamitadores talibán, los demoledores de Ansar Eddine, los yihadistas de la gentuza de Al-Johary, Al-Idrisi mencionó que los Sahabas (compañeros del profeta Mahoma –SAWS) no solamente no atacaron los históricos monumentos faraónicos sino que les gustaba reposar a su sombra (15).
Hay que reconocer también que la sombra de las pirámides no ha corrompido a lo largo de los siglos el islamismo de Egipto, todo contrario: a lo largo del Nilo existen actualmente miles de mezquitas y especialmente la más prestigiosa institución académica dedicada a las ciencias islámicas del mundo, la Universidad Al-Azhar del Cairo (fundada en el siglo X).
Entre las numerosas y eminentes personalidades formadas por esta venerable institución es interesante citar al “decano de la literatura árabe” Taha Hussein. Ciego desde muy joven, es considerado el más importantes de los intelectuales árabes del siglo XX. Luego de haber sido separado de su cargo de decano de la facultad de letras de la Universidad del Cairo, fue reincorporado triunfalmente por los estudiantes nacionalistas. Quienes se oponían a su regreso, los estudiantes islámicos, propagaron un eslogan belicoso llamándole “el decano ciego”. Él les respondió: “Agradezco a Alá el haberme hecho nacer ciego para no poder ver vuestros horribles rostros” (16).
En febrero de 2013 el memorial de Taha Hussein fue destruido en la ciudad de Al-Minya y su busto arrancado de su zócalo. El hecho se atribuyó naturalmente a los islámicos egipcios ya que nunca estuvo para ellos en olor de santidad, aún en nuestros días (17)
El memorial de Taha Hussein en Al-Minya (Egipto) |
Antes |
Después |
Luego de haberse medido con todas las fuerzas de la naturaleza, Gilgamesh se rindió ante la evidencia de su ineluctable mortalidad. Él, que se creía igual a los dioses, comprendió que para lograr la gloria eterna era necesario realizar grandes obras humanas. De modo que a fuerza de buscar la inmortalidad, Gilgamesh encontró finalmente la sabiduría.
Está claro que jamás se erigirá un memorial en recuerdo de los cortadores de cabezas y de los sepultureros de la Historia como Daesh y sus seguidores porque contrariamente a Gilgamesh al finalizar su periplo se han pertrechado en los recovecos de la humanidad muy lejos de la sabiduría, la verdad y la sensatez.
Con lo único que contribuirá será al reemplazo de la palabra “vandalismo” por la de “daeshismo”. Vale la pena decir que el “daeshismo” no apareció ni se desarrolló como un tumor maligno de velocísimo crecimiento sin el apoyo, la ayuda y la connivencia de algunos países occidentales y árabes, como también la de ciertos vecinos de Siria e Irak.
Pero esa es otra historia.
Notas
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Este artículo fue publicado en francés por el diario argelino "Reporters", Jueves, 19 de marzo 2015 (pp. 12-13)
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