De las Revoluciones de Colores a la Primavera Árabe

Dimanche, 30 Août 2015 15:07 Óscar Miguélez
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Óscar Miguélez

En los primeros años de este siglo el imperialismo desencadenó una serie de revueltas en los países aliados de Rusia, como Serbia, Georgia, Ucrania y Kirguistán, cuyos gobiernos fueron derrocados y sustituidos por otros mucho menos amistosos. Se llamaron“Revoluciones de Colores”.

A partir de 2011 el modelo de aquellas “Revoluciones de Colores” se trasladó al mundo árabe, llamándose “Primavera Árabe” y fue mucho más sangrienta y más larga que la anterior oleada de levantamientos. En Siria y Yemen la intensidad de la escalada ha ido en aumento con el tiempo.

Ambas tienen en común que fueron preparadas por Estados Unidos siguiendo un patrón parecido, en el que internet desempeñó un papel importante. Ahora este fenómeno ha llegado a los centros de investigación como el CF2R (Centre Français de Recherches sur le Renseignement), que publica un estudio de Yves Marie Peryry. Un investigador argelino residente en Montreal, Ahmed Bensaada, también acaba de publicar un libro titulado “Arabesco americano” en el que analiza el papel de Estados Unidos en los disturbios y guerras que han asolado al norte de África y Oriente Medio.

La conclusión es que tanto las “Revoluciones de Colores” como la “Primavera Árabe” no fueron espontáneas sino que estuvieron planificadas, financiadas y dirigidas por el imperialismo, que las ONG locales tuvieron un papel importante y que, además de las armas de fuego, se utilizaron blogs, móviles y redes sociales gestionadas por cómplices que actuaban sobre el terreno. Las “revoluciones 2.0” tenían en común su juventud, que suele ser más manipulable y utiliza las nuevas tecnologías de manera cotidiana.

En todos los casos coincide también la intervención de organismos imperialistas, como la United States Agency for international Development (USAID), la National Endowment for Democraty (NED), el International Republican Institute(IRI) o el National Democratic Institute For International Affairs (NDI), motores que, a su vez, pusieron en marcha a sucursales como Otpor (Resistencia) en Serbia, Kmara (¡Basta!) en Georgia, Pora (Es la Hora) en Ucrania y Kelkel (Renacimiento) en Kirguistán.

La informática, las nuevas tecnologías de la comunicación y redes sociales, como Facebook, Twitter y Youtube también han desempañado un papel estelar en las contrarrevoluciones que el imperialismo viene desatando desde el cambio de siglo. Una empresa informática de Massachussetts implementó el programa Tor, originario de la Marina de Guerra de Estados Unidos, para que en Irán los blogueros, cómplices sobre el terreno, pudieran navegar por internet de manera anónima, eludir la censura y no ser detectados por la policía.

La misma empresa colaboró con ciber-provocadores tunecinos y egipcios. Desde la Casa Blanca decían que se trataba de defender la libertad de expresión en el mundo. Por iniciativa de estadounidenses e israelíes, en 2008 se crea la red“cyberdissidents.org”. Dos años después desde la secretaría de Estado Hillary Clinton anuncia oficialmente que Estados Unidos ayudaría financieramente con 30 millones de dólares a las empresas y ONG que fabricaran programas contra la censura para ayudar a los ciber-provocadores a cifrar sus mensajes y borrar su rastro en internet.

Los beneficiarios de dichos fondos debían distribuir sus programas gratuitamente, traducirlos a diferentes idiomas y ofrecer curso de formación para que se pudieran utilizar. Dichos programas fueron los que luego se utilizaron en Túnez, Libia, Bahrein, Yemen, Maruecos y Siria para denunciar las violaciones de los derechos humanos que se cometían en esos países, promover el descontento y sacar a las masas a la calle. Alec Ross, un colaborador de Clinton para las redes sociales, lo llamó “diplomacia digital”. Se trata de “trabajar con los actores directos, incluso clandestinos, de la redes sociales”.

Incluso le pusieron un nombre al proyecto: “21st Century Statecraft” (El arte de gobernar en el siglo XXI). La fecha de nacimiento oficial del mismo data de comienzos de 2010, cuando Clinton pronunció un discurso sobre “La libertad en internet”. Sin embargo, la primera piedra del proyecto la pusieron en noviembre de 2008, cuando el Departamento de Estado anunció la cumbre “Alliance for Youth Movement” (Alianza para un Movimiento Juvenil) que -dirigida por Jared Cohen- debía celebrarse al mes siguiente. Se trataba de reunir a 17 organizaciones selectas que querían “cambiar las cosas en su país”, dispuestos a comunicarse a través de las redes sociales, así como grandes empresas capitalistas, que actuarían de mecenas del encuentro: Facebook, MTV, Howecast, Youtube, ATT y otras. El orden del día era el siguiente:

- navegación anónima por internet
- actuación a través de Facebook con total garantía
- crear, gestionar y mantener un blog

Actualmente ya se conoce a las organizaciones que participaron en aquella reunión. Se trata de “Shabah 6 de Abril”, una organización egipcia cuyos cuatro miembros fundadores estuvieron en 2011 a la cabeza del movimiento contra Mubarak, el movimiento de protesta del 20 de Febrero de Marruecos, el movimiento Juvenil Libio, enfrentado al régimen de Gadafi, así como un listado de ciber-provocadores tunecinos, entre ellos Slim Amamu, Haythem el Mekki, Aziz Amami, Sufian Churabi, Emna Ben Jemaa, Lina Ben Mhenni, Emna El Hammi, Amira Yahyaoui, Lamia Slim, Yassine El-Ayari y el jefe del grupo Fares Mabruk.

Todos ellos fueron reclutados por una ONG para ponerlos al servicio de la CIA. A la “revolución 2.0” no le faltaron ni dinero ni viajes. Ellos abrieron el camino a los yihadistas, la segunda fase del plan, cuyo reclutamiento también procede de las redes sociales y los móviles. Pero su islamismo es tan impostado como su protesta. En pleno Ramadán Sufian Churabi fue detenido por la policía tunecina por conducir bebido, aunque sus padrinos de la “Freedom House” (Casa de la Libertad) lograron sacarle para que llevara a cabo la tarea encomendada. Incluso tuvo que intervenir la embajada de Estados Unidos en Túnez para que ni siquiera llegara a ser juzgado.

Fares Mabruk y Slim Amamu fueron seleccionados por el programa World Fellows de la Universidad de Yale. Lo mismo que ellos, a través de las universidades y de las ONG, la CIA reclutó a colaboradores por todo el mundo: Turquía, China, Líbano, Venezuela, Túnez... Durante seis meses siguieron cursos de formación en diversos centros con todos los gastos pagados.

Algunos de ellos se arrepintieron. En febrero de 2011 Waeil Gouneym declaró a DreamTV en medio de las lágrimas:“Quiero decir a todas las madres y todos los padres que han perdido a un ser querido que me disculpen, que la culpa no fue nuestra, lo juro, no fue nuestra culpa”. Más tarde su cómplice, Nadine Wahab dijo lo mismo: “El objetivo era derrocar al régimen. He sentido una enorme responsabilidad, e incluso culpabilidad, porque yo empujé a miss compatriotas a asumir riesgos”.

En mayo de 2009 se organizaron dos seminarios en El Cairo, uno dirigido por la embajada estadounidense y el otro por la Open Society de George Soros. Durante una semana los provocadores tunecinos y egipcios aprendieron a eludir la censura que sus respectivos gobiernos mantenían sobre internet. El bloguero tunecino Slim Amamu fue uno de los participantes.

En diciembre de aquel año se organizó un encuentro parecido en Beirut, la capital de Líbano. Estaban presentes, entre otros, Slim Amamu (Túnez), Weddady (Mauritania), Ali Abdulemam (Bahrein) e Hisham Almiraat (Marruecos).

Sobre el papel desempeñado por el diseñador de la “diplomacia digital”, Alec Ross, Olivier de Gandt y Joan Tilouine han escrito: “Previamente en Egipto y Túnez Ross y sus equipos armaron financiera y tecnológicamente a millares de 'geeks' ávidos de libertad”. Con el éxito de la Primavera Árabe, en Túnez los blogueros se pasaron al mundo real. Del ordenador al gobierno y de la tecnología a la política, Slim Amamu se convirtió en secretario de Estado de la Juventud.

La tecnología, el dinero y el imperialismo obran milagros que las religiones no pueden...

Viernes, 28 de Agosto de 2015

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